Quiero cantar la ruina de las flores
y la cornisa blanca de tu pecho
duele: duerme el pájaro de helecho
y son de sangre y nieve sus temores.
Un litigio de verdes moradores.
Una raíz de sombra contra el techo.
Un gemido mordaz y siempre estrecho:
el oscuro cantar de mis amores.
El colmillo resuelto en mordedura
es cáliz que envenena y que me mata.
Hay un aliento añil de empuñadura
que vaga los jardines belicosos
y voy regando líquidos de plata,
sangre de luna, pétalos hermosos.
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