En los últimos días, con la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, para la que el gobierno ha requerido del apoyo de EH Bildu, se ha reabierto el debate sobre las víctimas del socialismo. El homenaje en Ermua del domingo, en el que Sánchez no tuvo el menor reparo de hablar de “dos países” aun estando en presencia del Rey y Marimar Blanco, hermana del homenajeado Miguel Ángel Blanco, solo hace más que avivar el mismo sentimiento de abandono y de desamparo por parte de las instituciones hacia las víctimas del terrorismo.

Llegados a este punto, creo que es momento de que la sociedad, o al menos la parte de esta que entre ETA y sus víctimas eligen estar con los segundos, empiece a tomar conciencia de que ellos son los únicos que pueden salvar la memoria de las estas. Ni el gobierno actual, ni mucho menos el vasco lo van a hacer y los que llegarán en el futuro lo harán aún menos o, en el mejor de los casos seguirán una dinámica de apaciguamiento que no beneficie aún más a los herederos de ETA, pero que seguirá siendo irrespetuoso con los que lo sufrieron.

Y creo que, además de ser la sociedad civil quién organice actos, manifestaciones, formaciones y demás actividades como la que pudo hacer NEOS frente al Congreso de los Diputados, que siempre son de alabar, debe ser la propia sociedad vasca la que haga en sus barrios estos eventos. No quiero menospreciar los esfuerzos de nadie, pero creo que en un panorama en el que Arnaldo Otegi puede ser Lendakari en un corto plazo de tiempo, la oposición debe llegar desde sus propios vecinos.

La política en País Vasco no ha tenido ni un solo día de democracia real y los partidos políticos nacionales no van a ser quienes la instauren, solo quedáis vosotros, los ciudadanos vascos, para luchar por ella.